Exposición NO HAY MOTIVO DE ALARMA, Javier Ayuso.

 No hay motivo de alarma. Imágenes y palabras contra la barbarie”. Es el título de la exposición de pinturas de Javier Ayuso (Segovia 1951) realizada en el Centro Cultural Eduardo Úrculo, en el barrio de Tetuán (Madrid), del 1 de febrero al 27 de febrero de 2019.



“Contra la barbarie”.

“…vengo a descubrir que las diferencias no son muchas entre palabras que a veces son colores, y los colores que no consiguen resistir al deseo de querer ser palabras. Así pasa mi tiempo, con el tiempo de los otros y el tiempo que a los otros inventó.”

José Saramago, Manual de pintura y caligrafía.

 

En palabras de Arnau Puig, “toda la abstracción expresionista no es reflexión sino plasmación del goce y de la alegría de vivir, de la agitación y del movimiento y de todas las energías e impulsos que conmueven al ser vivo”. De esta forma, las imágenes de Javier Ayuso no ilustran lo que  ha aprendido sino que manifiestan la expresión de sus emociones. Y sus imágenes surgen de una experiencia ritual que genera un proceso de creación pictórica, donde los imponderables gestuales combinan un magma de pigmentos que van conformando, de una forma bastante aleatoria, el nacimiento de un universo plástico, donde se plasman tanto sus pensamientos y sentimientos como sus reacciones más viscerales.

Así, a modo de ceremonia elaborada desde la intuición y el presentimiento, Javier  pastorea las manchas de pigmentos sobre el cuadro, acompañando con los ojos y el rumor de sus pensamientos el nacimiento bisbiseante de las formas y colores, texturas y trasparencias, luces y sombras que se manifiestan como una estética del caos en el nacimiento de la imagen. Identificándose en este proceso de búsqueda y hallazgo con artistas que ocupan su lugar en la historia de la pintura expresionista: Mark Rothko, Bonifacio Alfonso Gómez, Asger Jorn, Robert Motherwell o Bengt Lindstöm.

“Decir que el color se ha vuelto a hacer expresivo, equivale a hacer su historia”. Declaraba Matisse (1869-1954) para explicar que durante mucho tiempo el color no fue más que un complemento del dibujo y que así fue con Rafael, Mantegna o Durero, y el resto de los pintores del Renacimiento. Manifestando también que la importancia del color está en sus relaciones, de la misma forma que en la música se relacionan las notas para dar lugar a una armonía. Es de esta manera como contemplamos la pintura de Javier Ayuso, en sus relaciones de color -y la variedad de transparencias-  donde, generalmente, no aparecen el diseño previo o el dibujo. Si bien, en esta ocasión, los fresnos que le acompañaban  en sus sesiones de trabajo, en la tierra castellana que lo acoge,  han entrado a formar parte de algunas de sus obras.

El fresno, como árbol de la vida, representa la vida en el cosmos mediante sus cualidades de “densidad, crecimiento, proliferación, generación y regeneración. Como vida inagotable equivale a la inmortalidad” (Cirlot, 1997). Concomitantemente, en el par de obras tituladas “Anielle” –homenaje al pueblo de la España vacía que aparece en la novela La lluvia amarilla de Julio Llamazares- Javier llama la atención sobre los pueblos en los que agoniza la vida rural, contra toda lógica, en un tiempo en que se dan las mejores condiciones de la historia para recuperar la vida en los entornos naturales, en contacto con la cultura agrícola tan ligada a la evolución de la especie. Idea que el autor relaciona especialmente con el título de la exposición.

En su libro El lugar de la mancha, Javier Ayuso compartía el resultado de una lograda investigación en el campo del ut pictura poesiscomo la pintura así es la poesía»), consiguiendo notables resultados en  la interrelación de su pintura y su poesía. A partir de esta obra, surge la posibilidad de estudiar la coherencia, armonía y sinergia entre algunos de estos que podríamos llamar pares poético-pictóricos que el autor propone. Campo de experimentación que tiene en Salvador Dalí un firme valedor ya que siempre se apoyó en la literatura para completar su ideario estético. Incluso llegando a manifestar que era mejor escritor que pintor: “Y en esto coincidía con mi padre”, o que para ser escritor era preciso ser más inteligente que para ser pintor, siendo célebre su sarcástica frase: “Soy muy mal pintor porque soy demasiado inteligente”.

Javier Ayuso comparte también la experimentación poética con otro artista, Jorge Oteiza, al que dedicaría varias de las obras de su exposición en la Escuela de Arte de Segovia/Casa de los Picos, en 2004: “Una mente maravillosa. Homenaje a Jorge Oteiza” -I, II y III- (Buru zoragarri. Jorge Oteizaren omenez).  Su admirado escultor vasco que, tras la consagración artística en la IV Bienal de São Paulo, en 1957, a la edad de 50 años, decidió dar por acabado su trabajo experimental en el campo de la escultura para volcarse en la literatura, publicando obras poéticas como  "Existe Dios al noroeste" o  "Itziar elegía y otros poemas".

Con este último, Javier comparte su osadía intelectual, alguna dosis de su pensamiento y aspectos de sus sonoras sentencias. De esta forma, ya en el pasado hallamos obras con títulos como “No hay motivo de alarma” o “Las bases del conflicto” (Gatazkaren oinarriak) que parecen ser el antecedente del título de la exposición actual “CONTRA LA BARBARIE”.

Encontramos dos acepciones para “barbarie”, la primera: “Actitud de la persona o grupo que actúan fuera de las normas de cultura, en especial de carácter ético, y son salvajes, crueles o faltos de compasión hacia la vida o la dignidad de los demás.” Y la segunda: “Estado de incultura que padece una persona o un grupo.”

Respondiendo al título de la exposición, contamos con su contrario, su opuesto, su antónimo: Ilustración. También con dos acepciones: “acción o efecto de ilustrar” y “representación gráfica de algo con fines de ejemplificar”.

La experiencia plástica de Javier Ayuso que nace en los años de la Transición política, tras la muerte de Franco, cuando instala su residencia en el País Vasco, siempre tuvo un marcado compromiso social. La lucha por las utopías se vería marcada simbólicamente por la caída del muro de Berlín (1989), el fin de la guerra fría, la aceptación del proceso de globalización y el nacimiento de la aldea global, al tiempo que, con el cambio de milenio, el capitalismo productivo muta hacia el capitalismo especulativo y la fiebre neoliberal se multiplica por el planeta, impulsada por la dinámica de la concentración del capital. El gobierno de la codicia, consecuencia de la supremacía de los intereses de lo individual frente a lo colectivo.

La obra de Javier está alineada con su pensamiento, tratando de expresar sus reacciones más viscerales, fruto de su reflexión y sus sentimientos, al tiempo que pretende contribuir a ilustrar la sociedad que habita, como forma de frenar la barbarie que nos acecha desde distintos ámbitos del poder.

En Cartas para la educación estética, Schiller señala que la cultura clásica griega fue un ejemplo de la comunión entre la filosofía, la poesía, el arte y la belleza: “hay que tomar el camino de lo estético, porque a la libertad se llega por la belleza”. Y de alguna forma hemos de superar la escisión o fragmentación del hombre interior, la alienación, transformando la verdad en impulso y el miedo y la pereza en coraje y energía. Miedo y pereza que Kant señaló como los verdaderos obstáculos para la Ilustración.

Así como la Toma de la Bastilla marca el fin del sistema feudal, al tiempo que el interior del hombre abriga el crecimiento de los ideales de justicia, libertad y solidaridad, en los comienzos de  la nueva era, con una fuerte crisis del sistema capitalista, llama la atención de Javier Ayuso que la sociología política no contemple los procesos de evolución humana, prestando atención básicamente a los procesos de acumulación de bienes y poder o a los problemas laborales.

Según Roland Barthes, el hábito de la lectura conduce inexorablemente a la escritura. Así sucedió con Javier Ayuso, lector empedernido que una vez más, y desde las distintas disciplinas mediante las que actúa, llama nuestra atención sobre la importancia de cultivar la sensibilidad, como forma de ampliar la consciencia, y poner fin a toda clase de violencia, rechazando especialmente la que los gobiernos ejercen con sus decisiones injustas e indignas.

Texto: Francisco Lara Mora, 21/12/2018.

javier ayuso/XI congreso música, arte y mística PASTRANA

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