Exposición PINTURA S/PINTURA, Javier Ayuso. Casa de los Picos - Segovia- ES
PINTURA S/PINTURA
Javier
Ayuso nace en Segovia en 1951. En 1970 inicia estudios de Ciencias
Políticas y Derecho en Madrid, instalando tiempo después su residencia
en Euskadi en el período de la llamada Transición. Allí es donde nace y
se desarrolla su obra influenciada por la convulsa situación política.
Realiza exposiciones de marcado compromiso social, participando en
bienales y cosechando premios en el Internacional de Villa de Bilbao,
Bienal de pintura de Donostia-San Sebastián o la muestra de artistas
donostiarras en Wiesbaden (Alemania).
La pintura de Javier Ayuso
no pretende ser complaciente en la búsqueda de valores puramente
estilísticos y mercantilistas, ni permanecer indiferente a los cambios
del mundo. Busca dar luz a una parte desconocida de nosotros mismos y
descubrir una forma no verbal de comunicación.
Cuando Javier
comenzó pintar en los años 70, el mundo era muy diferente al de hoy.
Tras la caída de los muros que protegían la fantasía, se muestra la
fragilidad de las ilusiones y las utopías. Las enfermedades en forma de
“neumonías atípicas” (colza, síndrome del Golfo, neumonía asiática…),
los fundamentalismos, terrorismos, guerras preventivas y masacres (daños
colaterales) denotan que el progreso, por ese camino, no es de todo
deseable. La paz y el amor cada vez más lejanos…La situación de guerras y
entreguerras se convierte en cotidiana, en cierto modo similar al
momento en que los expresionistas abstractos estadounidenses como
respuesta a un estado espiritual desesperado, reaccionan contra la
hegemonía del intelecto, permitiendo la expresión libre y subjetiva. Y,
en opinión del autor, el avance tecnológico no parece ser garantía de
progreso social y político. Parafraseando a Anthony Everitt “El racionalismo esperanzado de la sociedad moderna está desacreditado”.
De
regreso a su tierra natal, hace ya diecisiete años, no ha podido
permanecer como un simple observador, y tras un período alejado de la
creación material, en esta exposición encontramos tanto el
reconocimiento para aquellos amigos y artistas que ya no están, como la
memoria dialéctica crítica con la que expresa su particular visión de
los acontecimientos que le emocionan.En este proceso de escenificar la
angustia acumulada, se genera una enorme ansiedad creativa que abre
dimensiones que encuentran su espacio en el arte, dónde los seres
humanos y la naturaleza de las cosas dejan de someterse al principio de
la realidad establecida. Ese punto que se vuelve perceptible, visible y
audible, cuando disfrutamos de la visión de una mirada originaria,
mágica, exenta de condicionamientos. Ese momento en que lo ficticio y lo
absurdo del arte se tornan como una nueva realidad.
En sus
manchas de colores, sus composiciones y collages realizadas con una
espontaneidad fascinante, a velocidad de vértigo y por un camino de
obsesión, casi enfermiza, pintando sobre lo pintado, encontramos sus
contradicciones, multiplicidad de perspectivas y su profunda coherencia.
En ningún caso se le podría clasificar como un productor de arte
regionalista, ni por descontado localista, muy por el contrario,
espontáneamente abierto al mundo.
Velos de pigmento que empapan
el fondo, color cálido que descansa sobre el frío, frío sobre cálido,
oscuridad sobre luz y luz sobre oscuridad…y una vez más pinceladas de
geometría irrefrenable. Aunque las composiciones de Javier pueden
separarse, él encuentra medios para preservar la integridad del
conjunto. No hay punto central de atención. Sus rectángulos llenan la
obra y confirman su morfología. Contrastando las posibilidades
arquitectónicas más formales con el gesto y movimiento más intuitivo. La
pintura de Javier Ayuso no surge de un modelo a deformar, sino que, por
el contrario, busca el nacimiento de la realidad. En él el acto de
pintar tiene tanta importancia como el resultado.
Texto: Francisco Lara Mora, comisario.