Exposición ISIDRE MARCET - Mercat Vell - SITGES (Barcelona) - ES
LA MEMORIA DEL INCONSCIENTE
ISIDRE MARCET, Sitges 1952
Transcurridos
más de treinta años desde la primera exposición de Isidre Marcet en
Sitges, esta muestra antológica ofrece una retrospectiva de su obra. El
método ideal para el estudio de una pieza es disponer del conjunto de
obras realizadas en el mismo período de tiempo y a su vez poder insertar
éstas en la secuencia evolutiva de la obra del autor. Este ha sido el
caso. Para poder estructurar cada época y al tiempo destacar la
diversidad de su creación ha sido necesaria una rigurosa y difícil
selección entre cientos de piezas. Lógicamente muchas piezas no han sido
incluidas y paralelamente hemos iniciado la catalogación de su obra con
la inestimable colaboración de Joan Carles Vicente hoy día asesor
artístico en el Hotel Estela de Sitges y experto que prestó sus
servicios en la Galería René Metras de Barcelona y, por tanto, gran
conocedor de la singladura artística de Marcet.
El presente de Sitges
no se entiende sin contemplar su íntima relación con los innumerables
artistas que la han habitado. En los últimos años del siglo XIX se
encontraron aquí pintores locales como Joaquín de Miró, Antoni Almirall o
Joan Battle, y otros venidos de fuera como Arcadi Mas o Joan Reig i
Soler, primero con Meifrén y Casas y después con Rusiñol. En estos
ciento dieciocho años transcurridos, mucho es lo que la bella población
de Sitges y sus actuales moradores debemos a aquellos que, por su buen
juicio, han enriquecido el patrimonio cultural y protegido hasta donde
les fue posible los elementos urbanos y paisajísticos de los que hoy se
puede disfrutar, como es el caso de Marcet y su grupo escultórico,
donado altruistamente, instalado en los jardines de la Fundación Ave
María, en la calle Artur Carbonell.
LOS ORÍGENES
Isidre Marcet
es un pintor nacido en Sitges, donde siempre ha residido. Heredero de
las vanguardias que se desarrollaron a partir del Movimiento Modernista,
tan ligado al pasado de la Blanca Subur y sus Festas Modernistas. A
partir de los desarrollos iniciales del impresionismo, se produjo un
abandono de los ideales del arte académico y un retorno a los aspectos
inmediatos de la vida cotidiana. En general, hasta fines del siglo XIX,
la tradición concebía el arte como la representación del hombre y la
naturaleza bajo modelos preestablecidos. La gran ruptura de los
movimientos modernos con la tradición fue la deconstrucción del arte
como esencia.
Las vanguardias artísticas volcaron la mirada hacia
la riqueza espiritual y estética, incluso de los pueblos no europeos,
introduciendo transformaciones inéditas en las concepciones plásticas.
Es lo que podemos observar en los trabajos de estética primitivista
realizados por Marcet a principios de los ochenta, de clara influencia
africana y picassiana. El artista moderno, al abandonar el universo
simbólico de la cultura tradicional, desencadenó una sensibilidad nueva
que refleja la vivencia de un mundo en conflicto, articulándose una
cultura de la máquina – “Nou Mon” -que se verá representada positiva o
críticamente en las producciones artísticas de las nuevas tendencias.
Las
revoluciones sociales, los enfrentamientos bélicos, el hundimiento del
Humanismo y la angustia del hombre en la sociedad industrializada serán
temas recurrentes a lo largo del siglo XX. El arte alcanza la capacidad
provocadora para promover nuevos conceptos de individuo y realidad,
enriqueciendo las categorías de lo urbano, el tiempo y la experiencia,
la percepción, la libertad, el compromiso social y la
exploración del
inquietante inconsciente. En su última obra, mediante el retrato de
seres imaginarios, Marcet nos muestra sus inquietudes artísticas,
intelectuales e incluso humanas, marca de la originalidad y angustia
vital del autor.
Marcet pinta desde siempre; sus primeras
lecciones las recibe en las Escuelas de los Escolapios de Sitges, como
sus compañeros Rafael Monzó y Artur Duch, y aún colegial, en los tiempos
del bachillerato en los “franciscanos” de Vilanova i la Geltrú, acude a
aprender a pintar con óleo al taller del maestro Salvador Massana, su
profesor de dibujo en la escuela. Massana, que continua viviendo en
Vilanova, heredó la técnica de Joaquim Mir, no en vano lo conoció cuando
era niño y ejerció de ayudante y aprendiz del artista. A los diecinueve
años, Marcet, cursa tres años de estudios de dibujo en la Escuela de
Artes y Oficios de la Llotja, pero no es hasta 1977 cuando realiza su
primera exposición, en la Galería Carrer Major de Sitges, de esta época
son títulos como “Ca la Celia”, “Bodega del canobre” o “Les casetes”;
muerto el General Franco era el momento del renacer de las utopías…,
expone en S.Pere de Ribes, Vilanova i la Geltrú y una vez más en Sitges y
tras vivir un tiempo como empresario ferretero, y dejando el negocio
familiar, pasa durante un período a dedicarse a criar cabras en el
campo. Es en ese período donde, según cuenta Marcet, toma conciencia de
quién realmente es.
ESCUELA MASSANA. LOS OCHENTA
Animado
por su compañera Montse Quiles, con quien ha tenido dos hijos, vuelve a
los estudios en la Escuela Massana entre 1984 y 1986, esta vez de
cerámica y anatomía artística. Siempre sin dejar de pintar, en su taller
de la Calle Major, hasta la actualidad.
Fueron años de contadas
exposiciones, en la Galería Yolanda Ríos de Sitges y otras colectivas
en la Escola Massana y Salou (Tarragona). En estos años la pintura y la
cerámica de Marcet se enriquecen mutuamente. Además la cerámica y sus
volumen es indudablemente un excelente camino para explorar la
escultura, también colabora con el ceramista Wali Hawes de Bombay
(India) en la realización del vídeo “El Árbol de Fuego”(1989).
En este período produce y expone pinturas, dibujos y esculturas. Joaquín Domínguez escribía en las páginas de L´eco de Sitges: “…Marcet
comienza al estilo de los clásicos con la adicción de ideas impregnadas
de sutil fantasía, como ocurre con la mujer desnuda, de espaldas y al
lado la fotografía llena de vida y exquisito erotismo de un rostro de
mujer tierna. Inquieto en un tenso afán de búsqueda de nuevas formas a
base de la combinación de colores diferentes, llega a una fase de
ruptura por medio del retorcimiento de la materia que inevitablemente le
conduce al hallazgo de nuevas e inauditas formas. Así, tras un periodo
de producción de seres deformes, de parejas mutiladas con taras físicas y
el dolor psíquico visible en sus rostros, se lanza hasta el collage de
amontonamiento de volúmenes (maderas y cartones combinados con colores)
que para mí tiene el valor de expresión impresionista del vómito lanzado
al entorno por el artista insatisfecho que busca de manera más o menos
consciente el revulsivo social.”
Aunque el estudio de la
obra de Marcet nos muestra la posibilidad de diversas clasificaciones,
optamos por una clasificación por series. Estas series estarían
compuestas por un conjunto de piezas relacionadas entre sí y con una
secuencia entre ellas. La comprensión de dichas series está en su
conjunto y cada una de ellas contiene sus propias características .Hemos
creído que era más importante conservar el orden creativo que el
temporal, no interrumpiendo ni rompiendo así las series, sino, mostrando
en su caso la evolución de una idea. Por ello el orden cronológico
sufre alguna alteración .
La primera serie, coincidente con el
período de los estudios de cerámica en la Escuela Massana, tiene una
estética primitivista, de influencia picasiana, mencionada
anteriormente, y consta de tres grupos, atendiendo al soporte utilizado
por Marcet –papel, cartón y terracota-, con obras como “Angels
noctambuls”, “El amor seducido”, “Lorca davant mateix”, “Fugint” o “El
Rei de Harlem”.
En estos años ochenta, Marcet realiza una
concienzuda investigación, prolija en resultados, comienza la creación
de su personal universo en tres dimensiones; mediante el ensamblaje de
maderas y otros elementos de reciclaje, -con cierta afinidad a Torres
García y a los “juguetes” de Esteban Vicente- compone un mundo de
geometrías, colores y formas contenidas entre las cuatro paredes y
fondo, dando lugar a una serie muy numerosa de “cajas”, a modo de
escenario teatral y paisajes. En otros casos las composiciones con
maderas generan figuras y en ocasiones éstas forman escenas; sin
descuidar la obra pictórica, cultivándola en paralelo, en intima
relación.
Al tiempo que Marcet investiga con materiales de
reciclaje –madera, cartón, etc.-, abre una nueva línea de
experimentación matérica con pigmentos, cemento o polvo de mármol,
generando texturas con raspaduras sobre materia y grietas, y experimenta
con collages, cuyo fruto mostrará en la Galería Yolanda Rios de Sitges y
especialmente en una sucesión de exposiciones durante los años noventa
que le llevará a fichar por una de las galerías más importantes del
panorama catalán: Metras.
Francés Miralles escribía con motivo de la exposición “X de X a Joan Miró” en 1993, “La
obra de Isidre Marcet se ha desarrollado, básicamente en los años
ochenta; en un momento de crisis estilística y de revisión de propuestas
anteriores…encontramos el gusto por la materia y el color típicos de
los años cincuenta y se reencuentra dentro de la ola de recuperación de
diversas connotaciones del Informalismo. También de la abstracción de
los años treinta encontramos la composición geométrica de planos”.
No obstante es evidente el esforzado trabajo de Marcet por encontrar
los símbolos que le son propios y quedan perfectamente sugeridos en los
títulos de sus obras; y fruto de esta experimentación son las series que
recogemos bajo los nombres de “cromatismes”, “abstracción estructural”,
“construcció”, “estructures arquitectóniques”, “estructures de
pensament”, “geometría espacial”, “reflexes mentals”, “el jardí del
temps”, “retrats” o “Nou Mon”. Series que en algunos casos el autor
inicia en los últimos años ochenta, pero que en general maduran en los
noventa y los primeros años del nuevo milenio.
LOS NOVENTA. LA GALERÍA RENÉ METRAS
Son
tiempos de una intensa entrega al trabajo y de una abundante y fértil
producción artística, la abnegada dedicación de los pasados años
comienza a dar sus frutos en forma de muestras. Marcet comienza su
relación con la Galería Lemia Art de Sitges, participando en una
exposición colectiva junto a Joan Abelló, Bosch Roger, Claramunt, De
Sucre, Fradongo, María Girona, Mundó, Rafols Casamada, Xaus Tàpies y
Tarrasó, y posteriormente realizará dos exposiones individuales -91 y
93- al tiempo que participa en certámenes de pintura y colectivas
itinerantes como “III Certamen Nacional Pintores para el 92”, “VII
Mostra d´art Contemporani Catalá”, “Noventa de los Noventa”, “V
Centenario del Descubrimiento”, “Pintores Internacionales Olimpiadas
92”, “Centenari Festes Modernistes” o la mencionada “X por X a Joan
Miró”.
En 1994 Marcet es convidado por la Galería René Metras, de
la calle Consell de Cent en Barcelona, para participar en la
exposición “Metre en boîte un univers”, junto a Jiri Chemelar, Rosa
Brugat, Eduardo Cortils, Roshan Houshmand, George Lipchak y Antonio
Oleada. Supone el inicio de una estrecha relación profesional, afectiva
y diría de camaradería con Charles Metrás, director junto a su hermana
Margaret de la Galería fundada por el padre de ambos, René Metras, que
abrió sus puertas en 1962 y donde han expuesto, desde sus inicios,
artistas como Fontana, Miró, Saura, Wols, Hartung, Fautrier, Enrst,
Vasarely, Arp, Ponç, Tapies, Cuixart, Picasso, Feito, Millares, Delannay
o Ferrant.
El vínculo con los Metras se consolida. Un par de
años más tarde presenta una serie de dibujos y collages a base de
elementos reciclados en la exposición “6 artistas”, junto a Alexa Anaya,
Juan Cruz-Plaza, Jun-ae Lee, Pilar Van Ravell y Joseph Veciana; al año
siguiente presenta en la misma Galería la pintura “Titilla sense Cap” y
otra serie de collages en la exposición “Choix”, junto a Joan Descarga,
R. Houshmand, Perico Pastor, Agustí Puig, Joan Rom, Antoni Socias y
Alicia Vela. Finalmente en 1998 tiene lugar su primera exposición
individual en Metras, dentro del programa “Presencies del nostre temps”.
Marcet expone su obra más madura pinturas con tratamiento de fondos
blancos, collages y esculturas, realizadas de nuevo con materiales de
reciclaje a base de maderas de cajas de frutas o detalles de viejos
muebles que adquieren nuevos significados, generando variedad de totems,
figuras humanoides, etc.
En el mismo año, Metras participa en
New-Art`98, la Feria de Arte que muestra el panorama del arte
contemporáneo catalán, presentando a Marcet junto a Beat Kéller.
Realizada en el Hotel Sants Barceló, sobre el evento escribía Isidre
Roset en las páginas de L´eco de Sitges: “La
habitación 123 fue ocupada por las obras de Marcet frente a las de
Beat Keller, dos artistas interesados en la investigación de volúmenes:
Isidre encajando y componiendo alegorías geométricas, Keller
recuperando objetos encontrados conjugándolos con antiguos grabados. Los
dos trabajan el collage de objetos recuperados, ambiguos, que a través
de sus manos se transforman en significantes testimonios de nuestra era
post-industrial destacada por la máxima consumista “usar y tirar”.
En
1999 Marcet despide el milenio con otra exposición individual en Metras
–“Obra reciente”-, compartida con el poeta sitgetano Joan Durán que
dedica una serie de poesías a las obras presentadas; materializado el
acto en un recital.
ACTUALIDAD. REFLEXIÓN Y SÍNTESIS
Tras
el intenso período de producción y realización de exposiciones anterior,
Isidre Marcet se aparta voluntariamente de los escaparates exteriores
que supone la participación en muestras y certámenes, entrando en una
etapa mucho más introspectiva. Continua su trabajo creativo y de
investigación, en su taller de siempre en la calle Major de Sitges, y
éste parece estar orientado a dar un impulso unificador a su obra. Así,
después de un periodo inicial de impulso emocional, seguido de otro más
sensible, recala en el actual caracterizado por un razonamiento claro y
preciso: “Marcet es un pintor de
pocas exposiciones. Las madura tranquilamente, y en sus cuadros aún a
pesar de la espontaneidad de los trazos, hay una profunda reflexión.” Escribía
años atrás Montse Lago en L´eco de Sitges. Y así, no es hasta 2003
cuando realiza la siguiente exposición, nuevamente en Metras, y en este
caso colectiva bajo el título francés “Reencontré d´instant”, junto a
Aparici, Huete, Séller, krahn, el propio Charles Metras y Saladrigas.
Presenta collages y entre ellos “L´home vermell”-cartón sobre papel y
acuarela-.
"Es evidente que el
espíritu se nutre de aquello que lo rodea. Por lo tanto hay
enriquecimiento constante del individuo, lo que hace que eso sumado a
una inquietud creadora lo convierta en artista", comenta Marcet;
para quién lo exterior no es lo esencial, sino lo interior, el
contenido, y la imagen que surge en el momento de la realización de una
obra es fruto de la voluntad dirigida a dejarse ir y vivir el instante,
tal como éste mana. Marcet, encuentra en las dualidades realidad y la
fantasía, materia y espíritu, arriba y abajo, verticalidad y
horizontalidad el equilibrio que le impulsa a vivir el presente. El
ideal de un trabajo libre y creativo le ha llevado a recorrer caminos
diversos, desde la abstracción a los objetos cotidianos, emprendiendo un
diálogo constructivo que define el resultado. La utilización de los
materiales en función del entorno y del momento vivido, en la
interacción tiempo-espacio, es una de las herramientas a menudo usadas
por el artista.
Absorber, reposar, retornar, restituir al plano
físico aquello que es espiritual. Dejarse llevar en el hecho mismo de
pintar, produciendo texturas, dibujos y colores, que son el resultado de
la reflexión inconsciente de la memoria, son los ingredientes para la
realización de la actual obra de Isidre Marcet; que durante los últimos
años, se puede encontrar colgada en las paredes de la Galería Pau d´arara,
en la calle Major, distante escasos cien metros del taller del artista.
Su última serie “Nou Mon”, resultado y síntesis de otras anteriores,
compuesta fundamentalmente de oleos sobre tela, muestra una serie de
seres imaginarios formados de elementos mecanizados y geométricos –a
veces inorgánicos-, formando mágicas escenas en un universo onírico.
Texto: Francisco Lara Mora, Comisario exposición.