Exposición CHICO DA SILVA - Palacio de la Diputación - GUADALAJARA - ES
"Lo indígena y lo popular cuando produce
arte es tan contemporáneo como lo más". Kevin Power
arte es tan contemporáneo como lo más". Kevin Power
EL DESCUBRIMIENTO
Llegaba
 a Fortaleza, capital del estado de Ceará, en el Nordeste brasileño, el 
último día de carnaval de 1995. De camino a mi alojamiento, desde el 
aeropuerto entonces local, encontramos una comitiva de “Maracatú”- un 
cortejo, con danzas y música, heredado de los tiempos de la esclavitud 
que representa el ritual de la coronación de los reyes africanos en 
tierras brasileñas-, la atmósfera era fascinante y aun hoy me emociona 
el recuerdo. Por supuesto que no tenía la menor idea de qué era aquello,
 ni el “bumba meu boi”, “Dragaô do mar”, el “forró”, los “soldados de la
 borracha”, los “cangaçeiros” o María Bonita. Desde entonces, hasta hoy,
 Brasil –y especialmente el Nordeste - se convirtió para mi en el único 
destino fuera de la Unión Europea, no es poco; sus dimensiones equivalen
 a diecisiete veces el territorio español. Desde el primer momento me 
llamó la atención que la estética artística dominante en las ciudades 
era netamente europea o norteamericana, lo que aquí llamamos occidental.
Conocí
 vida y obra de Chico da Silva en los libros de Roberto Galvâo y tuve 
sus obras por primera vez en mis manos dos años más tarde, en los días 
en que organizamos una exposición de obra gráfica del autor español José
 Rincón en el MAUC de Fortaleza, el Museo de Arte Universidad de Ceará. 
Pedro Eymar, el 
director, y propulsor de la ampliación recién terminada,
 nos mostró en los depósitos del Museo las obras realizadas por Chico en
 el tiempo que fue contratado por la Universidad, como fórmula para 
sostener económicamente al artista y que éste pudiese continuar 
desarrollando su tarea creativa. Fue un auténtico privilegio porque 
aquellas obras nunca habían sido expuestas públicamente. Quedamos 
maravillados y desde entonces adquirí el compromiso interno de procurar 
la difusión de aquel trabajo que, como poco, estimé auténtico y 
universal, y una buena base sobre la que afianzar la autoestima y 
reconocer los valores estéticos autóctonos.
Como desgraciadamente
 sucede en otros países del ex- -Tercer Mundo, en Brasil la distancia 
entre la ciudadanía, entre ciudadanos de primera y segunda, y las 
dificultades de pasar del segundo grupo al primero es una de las 
cuestiones que más me conmueven. Están viviendo un presente distinto del
 nuestro, si bien, en la actualidad los acontecimientos se precipitan 
con tal aceleración, que estimo que este orden de cosas no irá más allá 
de diez o quince años, quizás sólo seis o siete.
En general, 
visitando las ferias de arte internacionales, y sólo como una 
apreciación estética, se puede observar como la representación brasileña
 suele ser blanca, como blancas son las actrices o modelos que aparecen 
en las portadas de las revistas y blanca ha sido la élite social, 
política y económica que ha dirigido el país. Y esto justamente en la 
nación del mestizaje. El arte reproduce las estructuras del poder y 
frente al concepto de calidad elitista, distante de la sociedad, procede
 el inicio de un diálogo riguroso que sitúe en el mismo nivel obras y 
autores procedentes del arte culto, el de masas y el popular, atendiendo
 a criterios como esencia y finalidad.
MODERNIDAD Y POSMODERNISMO
Uno
 de los logros de los tiempos posmodernos, en que vivimos, es la 
apertura del espacio, con múltiples perspectivas para analizar los 
problemas contemporáneos y observar los errores sobrevenidos en la 
modernidad. Entiendo por modernidad el período de transformación de la 
sociedad rural tradicional a la sociedad industrial y urbana moderna; 
que se produce con la Revolución Industrial, pero que no se da en todos 
los lugares al mismo tiempo.
Mirando en este caso al continente 
brasileño, tienen sentido las palabras del investigador argentino, 
nacionalizado estadounidense, Walter Mignolo, hacia el Tercer Mundo 
americano: “La colonialidad del poder implicó la colonialidad del saber y
 contribuyó a desmantelar (a veces con buenas intenciones) los sistemas 
legales indígenas y también (nunca con buenas intenciones) a desmantelar
 la filosofía y organización económica indígenas”.
Era un tiempo 
esencialmente elitista, centrado en el dominio del hombre, que mantenía 
estructuras del pasado para establecer las jerarquías del poder. Además,
 en el siglo XX, con la implantación de la televisión se produce una 
decisiva desculturización de los pueblos cuya cultura se basaba en la 
tradición oral, produciendo una lamentable desectructuración social.
Hoy
 la situación está cambiando, recupera valor lo local, no hay una 
situación tan egocéntrica, somos parte de una situación enormemente 
compleja e indefinida, y existe una coyuntura más dialogante. Esta 
coyuntura sumada a la necesidad de recuperar los signos de identidad que
 permiten a las diferentes comunidades a tomar posiciones en el nuevo 
escenario mundial, sin la confusión de los signos impuestos, ha llevado a
 que se tome en valor la obra de artistas populares o indígenas, como es
 el caso de Chico.
GLOBALIZACIÓN
En realidad se trata 
de un capitalismo global. Porque, por el momento, únicamente el capital 
es global y mediante el márketing y la publicidad se pretende la 
homogeneización de la sociedad. En palabras de Antoni Muntadas (artista 
barcelonés padre del net.art español que vive y trabaja en Nueva York): 
“A través de campañas, carteles, radio y televisión, el poder se impone,
 no por las armas, sino más bien por el sonido y la imagen”. 
Ciertamente, con el desarrollo tecnológico actual sorprende el uso de la
 guerra convencional y los diferentes terrorismos. Ambos parecen 
destinados a generar y difundir imágenes y mensajes con el fin de 
afectar al cuerpo emocional de las diversas sociedades, confrontando 
negativamente seguridad y libertad.
Mediante el mecanismo de 
asimilación se sustituye el consumo diario de cultura popular por la 
cultura de masas, como forma hegemónica y excluyente. Frente a esta 
concepción del mundo separado de sus raíces culturales, aparece la 
aceptación de diferentes mundos con su “historia interna específica, 
ritmo propio y modo peculiar de existir en el tiempo histórico y en el 
tiempo subjetivo” (Alfredo Bosi).
“Por otra parte la mezcla 
consciente o apropiación de elementos de otras culturas, aparece como 
vía de interculturalidad, como contrapunto de la imposición que persigue
 la homogenización” (Antonio Gramsci). En definitiva, sin imposiciones 
puede haber, y hay, aceptación y préstamo de elementos entre diversas 
culturas, lo que las enriquece mutuamente.
El exceso económico y 
técnico en EEUU y Europa dificulta el ejercicio del pensamiento crítico,
 en contraposición del pensamiento único, quedando a cargo de grupos o 
personas casi marginales o, cuanto menos contraculturales, puesto que 
las sociedades norteamericana y europea ensalzan la competitividad, la 
eficiencia y el éxito. De ahí la importancia inusitada que cobra el 
pensamiento crítico proveniente de las sociedades en vías de desarrollo,
 como es el caso de Brasil. Chico, artista de generación espontánea, 
fuera de toda moda o tendencia impuesta desde el exterior, es exponente 
de esta sociedad brasileña al margen de la cultura de masas.
CHICO DA SILVA. EL NORDESTE
Entiendo
 que el Nordeste mantiene una dualidad, dos historias, dos culturas 
vivas, que no comprendemos sin conocer la intra-historia que, pese a la 
desculturización, aun no se ha borrado.
Uno de los valores del 
artista Chico da Silva es que su obra es un canal que conecta con la 
mitología más profunda y él mismo actúa como un chamán que desconoce, o 
no alcanza a explicar, el origen de su conocimiento.
“Así como 
los restos humanos y objetos hallados en las entrañas de la tierra nos 
conducen al conocimiento del tipo físico y de la civilización material 
del hombre prehistórico, de la misma manera el saber popular, que 
conserva los restos de sus creencias, nos dará a conocer la mitología y 
los cultos antiguos y nos ayudará a reconstruir la cultura espiritual de
 las primeras edades”. Son palabras del investigador José Miguel 
Barandián, recogidas en el libro “Quousque Tandem…!” del escultor Jorge 
Oteiza, que ilustran cuál es la intra-historia a la que me he referido.
Me
 entusiasma en el arte de Chico -un indio que no conoció la Escuela y 
que aprendió con su padre viajando por los ríos, en contacto con la 
naturaleza- que es un arte apre-hendido del mundo de la imaginación, el 
sueño y la alucinación, donde aflora el subconsciente ¿colectivo? 
Pintando de una manera intuitiva y no reflexiva, plasma, con una 
estética surrealista, paisajes alucinantes llenos de animales, bichos y 
monstruos; creando escenas mágicas. Su arte persigue enriquecer la 
sensibilidad de todos para elevar su comunidad a un estadio superior.
Teniendo
 en cuenta que muchas de las tradiciones que conservan las comunidades 
mas humildes del Nordeste son de procedencia ibérica, “literatura del 
cordel” (poesía y xilografía), “Bumba meu boi” (danza teatralizada y 
espontánea), “laberinto de bilro” (encaje de bolillos) y otras técnicas 
textiles, etc., teniendo en cuenta el pasado común -Vicente Pinzón fue 
el primer navegante europeo que recorrió las costas del Nordeste, antes 
de que Cabral descubriese la costa de Brasil, el Brasil “Filipino” en el
 tiempo del Imperio de Felipe II- y la gran presencia que en la 
actualidad tiene España en Latinoamérica, existen las condiciones para 
la creación de un puente intercultural que facilite el intercambio, sin 
imposiciones, sin dominio y poniendo en valor el diálogo. El 
acercamiento está presente tanto en las formas culturales como en las 
lingüísticas.
JOAN PONÇ
El alter ego de Chico da Silva en 
Cataluña sería Joan Ponç. Uno de los pintores catalanes más importantes 
del siglo XX con el que tiene múltiples coincidencias, tanto en vida 
como en obra.
Joan Ponç, como Chico, están pendientes de un 
auténtico reconocimiento, que profundice en el estudio y divulgación de 
sus respectivas obras. Incluso de ocupar el lugar que les corresponde 
como referencias populares en sus respectivos ámbitos.
Ambos 
tuvieron vidas paralelas y fallecieron en los años ochenta, en ciertos 
períodos experimentaron con temas similares, fruto de la intuición y la 
psicodelia; generaron una escuela y disfrutaron de discípulos con los 
que experimentaron profesionalmente. Pasaron temporadas recluidos en 
sanatorios mentales, enfrentaron periodos prolongados de dificultades 
económicas, e incluso Ponç vivió diez años en Brasil. Crearon sin 
dejarse llevar por los patrones estéticos establecidos y compartieron la
 convicción de que “el arte no es disciplina, sino libertad” (Arnau 
Puig).
CONDICIONES PARA UNA REVOLUCIÓN CULTURAL
Es 
tiempo de que reaccione el Nordeste, con su propio estilo, apreciando 
sus propios valores y abandonando el complejo de inferioridad creadora, 
frente al sur más industrializado, urbano y moderno.
El arte 
-como punta de lanza- es la herramienta adecuada, en sus diferentes 
representaciones (plástica, artesanía, cine, danza, música, teatro…) 
para generar una fuerte explosión creativa, proponer y definir nuevas 
relaciones socio-económicas, espirituales y humanas, así como para 
contar cómo todo esto acontece.
El Ayuntamiento de Sitges, villa 
costera como Fortaleza, ha tenido la sensibilidad y generosidad de 
acoger y patrocinar esta inusual exposición de la obra de este 
espléndido personaje y artista. Obra original por naturaleza que 
sintoniza por igual con el arte precolombino y con un arte tan 
contemporáneo como el de Joan Ponç.
Sitges, ciudad de artistas 
desde hace más de cien años, es ejemplo vivo de cómo el arte –y la 
generosidad de los artistas- puede ser protagonista de una enorme 
transformación económica, salvando importantes valores estéticos. Aquí 
he soñado que Ponç y Chico beben cachaça frente al fuego, junto a una 
ventana que da al mar. Ponç pregunta: “¿los monstruos existen?”, Chico 
responde: “¡Claro! Yo los he visto en el cine”. Y descubro en las 
pinturas de Chico los mapas del tesoro que guarda, durante siglos, la 
mayor riqueza aun sin expoliar: humanidad.
Texto: Francisco Lara Mora, comisario.

